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José de San Martín Chubut Patagonia Argentina de José Teodoro Gómez Contacto. 02945-15686096 E-mail elinformadordelinterior@yahoo.com.ar

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25 de Enero, 2010 · General

Dramático relato de una menor obligada a ser prostituta

Carolina A. quizás ya cumplió 16 años. No habrá festejo, como no lo hubo para sus 15. En 2009 vivía en Paraguay y llegó engañada a una whiskería de Gobernador Costa, donde fue obligada a prostituirse por monedas, con maltrato físico y psíquico. Escapó pero otra mentira la trajo de vuelta a Chubut, ahora a José de San Martín, donde no la pasó mejor. La rescató Gendarmería y sus captores ya esperan el juicio (ver página 5). Su relato a la Justicia Federal de Rawson es una estremecedora muestra de la trata de personas, un fenómeno que obliga a blindar los controles en nuestra provincia
“En Paraguay trabajaba en una ferretería y estudiaba el secundario. Ganaba poco dinero y un día hablé con una amiga más grande, que me dijo que tenía un número de una señora del sur, amiga de ella, que le decían Coca (una de las imputadas). Mi amiga me dijo que yo era muy linda y por eso esta señora me iba a querer”. La llamó, y habló también con su padre. “La señora le dijo que yo iba a ganar mucho, que era una pizzería. Hablé con ella y me dijo lo mismo. Lo primero que le dije era que quería ganar más y me dijo Acá no te vas a arrepentir: vas a ganar mucha”.
“Pasaron dos o tres días y me mandó la plata para el pasaje; mis papás me hicieron el permiso para salir del país. La señora me dijo que me venga hasta Retiro (terminal de ómnibus de Capital Federal), que me iba a esperar una persona”. Carolina llegó una mañana de martes pero nadie la esperaba. “Me fui a la valijera para sacar mi equipaje. Atrás mío vino una mujer paraguaya a sacar el suyo y me preguntó a dónde iba. Le dije que para el sur y ella me dijo que era muy peligroso”. La joven recorrió Retiro y no encontró a la persona prometida. “Le pedí ayuda a la paraguaya y ella me dio la característica telefónica de acá. Hable con Coca y me dijo que la persona que debía buscarme se había olvidado”.
“La paraguaya me dijo que le conmovía mi situación, que pensando en su hija me iba ayudar. Me llevó a la casa de su hermana en una villa por tres días, luego me ayudó a sacar el pasaje en Retiro para Esquel”. Una vez en la Cordillera llamó a “Coca”, y tras dos horas de espera “me fueron a buscar ella y su marido Guajardo (el otro imputado en el caso) en una Kangoo bordó. Dimos pocas vueltas y Guajardo dijo que se bajaba en un casino. Con ellos venía un muchacho más que bajó con él. Se quedaron como una hora”.
“Me quedé con Coca y ella me comentó que hace poco trajo una chica y le entendió que era una pizzería y no whiskería, riéndose. Le pregunté dónde estaba esa chica y no me contestó. Me di cuenta lo que me había insinuado, pero no le podía decir nada por la mala bienvenida que me había dado, tenía miedo de decirle algo”. La llevaron a Gobernador Costa, “yo todo el camino pensando a dónde me traían por lo que me habían dicho. Me bajaron a una casita de material blanca, con todas cortinas (bar “La Amistad”). Había como 9 chicas sentadas, entraron mi equipaje, me pareció que casi todas eran señoras, la más joven debe haber tenido 20 años”.
“Las chicas te enseñan”

Le presentaron a una de las chicas, Paola, dominicana, “y a un señor que era un cliente a quien le dijo que yo lo iba a acompañar. Salimos y me metió para adentro, una pieza que era el cuarto de las chicas. Todas se fueron atrás mío y entraron en la pieza. Me baja mi maleta y me dijo las chicas “te van a enseñar”. Cuando dijo eso ya sabía de qué se trataba pero no quise decir nada”.
Una de las dominicanas le preguntó a la menor de dónde venía. “Me dijo que era muy joven y que podía ser su hija. Me preguntaron si me gustaban estas cosas, yo no podía decirle nada así que le dije que sí. Yo le mentía a las chicas porque la señora me había traído engañada y tenía miedo que me descubran delante de ella, me hacía pasar como que no sabía nada. Cuando me prepararon las chicas lo único que pensaba era aguantármelo”.
Echadas de madrugada

“La señora lo primero que me había dicho que debía devolverle la plata del pasaje. Pensaba en aguantar para devolver el pasaje y poder comprar el de vuelta”. Así es que “empecé a trabajar. No me hago la inocente pero el mundo se me cayó encima porque en mi país nunca había tenido novio. Me hacían salir a las 22 a coquetear con hombres del campo con ropa cortita, sino el patrón se enojaba y también su mujer. Si nos negábamos nos echaba afuera de madrugada”.
“En una ocasión –contó- un cliente se hizo el pesado, me enojé y me echaron afuera. El trabajo era salir a las 22 y en la barra lograr que el cliente consuma e invite algo más caro, esa era mi obligación. Nos hacían tomar la copa de bebida blanca, llegábamos incluso a tomar 25 copas de alcohol y no había noche que no tuviéramos relaciones sexuales con algún hombre”.
Una de sus anécdotas dice que “había un hombre alcoholizado que le dio a Guajardo dólares para tener relaciones conmigo. Cuando me hizo un gesto Coca, entré y le dije al borracho que no iba a hacer nada con él. Me dijo que le iba a decir al patrón, que yo estaba acá para trabajar. Le dije que le iba a devolver la plata, yo en la pieza tenía la plata y se la di”. Los clientes “eran del pueblo y del campo. Este hombre me pidió más: le di como 800 pesos para que no le dijera nada a mi patrón. Esa plata era la que yo estaba guardando para mi viaje”.
Un día una paraguaya de otro bar de Gobernador Costa invitó a Carolina a tomar algo en otro bar, propiedad de otro paraguayo. Pasó varias horas bebiendo con su colega, el dueño y su señora. “La paraguaya me decía que era linda y joven y no debía estar en ese lugar. Yo no le decía nada porque tenía miedo que le cuenten a Guajardo y Coca. Yo les contaba de mi sobrinito, mi familia y tenía miedo que tomen represalias contra ellos. Ahora incluso tengo miedo y quiero irme”.
“Me mamé”

Esa tarde de bar ajeno “me mamé y llegué al bar como a las 21. Cuando me vieron así las chicas me metieron al baño y me bañaron, me hicieron acostar y me quedé dormida. Sentí que alguien me estaba haciendo cosas, quería levantarme pero no podía. Cuando salió le vi las zapatillas y el pantalón”. Cuando salió del boliche se lo contó a “Coca” que le dijo que “siente mucho lo que pasó pero que ella estaba trabajando y que se había olvidado de mí”.
“No hice escándalo sino que empecé a mirar si reconocía a alguien. Y era Guajardo. Él había tenido relaciones sexuales conmigo cuando estaba dormida”. No le dijo nada a nadie, sólo a la mujer. “Estaba en la cocina, hablé con ella y me dijo que no podía ser, que estaba mintiendo. Entonces le dije que había sido Pichilo; me decía que no podía haber hecho eso”. Como “no quería complicaciones, la agarré a Coca y le dije que yo no quería quedar embarazada. Me dijo que no se hacía responsable y que si me veían en el médico se iban a dar cuenta de que era menor y ella iba a tener complicaciones con su trabajo. Entonces me dijo que me vaya a Paraguay”.
Carolina le reprochó el episodio a Guajardo: “Le dije que sabía lo que él que me había hecho y me dijo que quería estar conmigo, que ya no aguantaba”. La chica le pidió plata y el regente le dio 500 pesos para irse de Argentina. “Me dijo que no iba a estar más con su señora, y que iría a mi casa a hablar con mi familia para que me quede con él, que en Paraguay iba a abrir un bar para mí y para ayudar a mi familia”. Según Carolina, “le seguí la corriente para lograr la ayuda de mi familia. Yo en realidad no tenía interés en él porque es una persona mayor”.
Tonta y joven

Por fin volvió a su pueblo. “Mi familia no sabe nada de lo malo que pasó acá. En esta situación yo estuve un mes. A los 15 días (Guajardo) viajó a mi país y habló con mis padres: les dijo que los iba a ayudar siempre, que me iba a tener bien y que iba a abrir un bar; esto es lo único que saben mis padres”. Ochos días después le mandó el pasaje de regreso a Chubut. “No me vine antes porque él decía que primero iba a abrir el bar y después me iba a buscar. Vine para Esquel, todavía no había puesto nada, así que anduvimos un mes dando vueltas”.
“Hace poco abrió el bar en San Martín (El Encanto), me hacía atender el bar y a los clientes, cobraba y despachaba en la barra pero no me hacía tener relaciones con los clientes”. Sin embargo, los amigos del hombre le advirtieron que si le ofrecían plata la obligaría a prostituirse de nuevo. “Me decían que yo era muy tonta y joven”.
“Un día, cuando no quise atender el bar, me dijo que me vaya, que él quería alguien que atraiga clientes”. Jamás ayudó a la familia paraguaya de Carolina porque “decía que no tenía plata. No cumplía con lo que me había dicho cuando me fue a buscar. En este caso también estuve un mes y mandó a buscar dos chicas mayores a Paraguay. Las chicas llegaron pero al día siguiente pasó lo que pasó (el operativo de Gendarmería). Hoy están en otro bar, una tiene 27 años y otra 28. Yo a estas personas les tengo mucho miedo, me despertaron con lo que pasó. También tengo miedo por mi familia
publicado por soykinka a las 11:19 · 2 Comentarios  ·  Recomendar
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Comentarios (2) ·  Enviar comentario
hola soy prostituta y nesesito a un hombre
publicado por monsita la galletita, el 21.09.2013 14:29
hola
publicado por `', el 25.09.2013 14:37
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